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Adela Ferrer - astróloga experta en ocultismo y magia
UN TECHO DE ESTRELLAS
Pasad el cursor por la fotografía.
Pasad el cursor por la fotografía superior y aparecerán unas líneas que conforman la constelación de Sagitario. Apartad el cursor y volved a mirar la imagen, repetidlo un par de veces, y... en la mente se os habrá quedado fijada la forma geométrica de Sagitario. A partir de ahora, ya podréis reconocer este conjunto de estrellas en cuanto lo veáis.
Hay pocas cosas más fascinantes que dejarse llevar por la emoción que provoca la inmensidad del cielo poblado por esa enormidad de puntitos brillantes, algunos tan grandes como 40 soles, o ver la composición de esa “espuma estelar” que es el borde de nuestra galaxia.
Si queréis acompañarnos a buscar constelaciones al tiempo que conocemos su mitología y descubrimos los nombres de esos “faros” que sirvieron de guía a los antiguos marineros y viajeros del desierto, cada año, el fin de semana más cercano a la Luna nueva del mes de julio, se organiza una actividad interesante y original: mirar el cielo con otros ojos hasta poder localizar las estrellas más importantes.
Eso en uno de los pocos lugares de la Comunidad Valenciana donde el cielo está todavía limpio de contaminación lumínica y con unas condiciones magníficas para la observación a “ojo desnudo”, es decir, a simple vista. Y además, con la suerte de gozar de la hospitalidad de nuestros anfitriones en Culusmundus, unas casas rurales con muchísimo encanto –y todas las comodidades–:
El cursillo está dirigido a personas de edades comprendidas entre los 12 y los 90 años, que tengan interés por desconectar del estrés y abrirse una nueva ventana desde la que contemplar la belleza de nuestro mundo.
No se necesita ningún conocimiento previo de astronomía ni de mitología, sólo la natural curiosidad.
PROGRAMA:
Llegaremos el viernes por la tarde, recepción y cena, tras la cual echaremos nuestra primera ojeada al firmamento.
El sábado, después de un delicioso desayuno, a partir de las 10 de la mañana, comenzará nuestro taller: se entregará el material necesario y empezaremos a estudiar el cielo que veremos por la noche. La proyección de diapositivas facilitará la tarea.
Tras la cena, bien pertrechados, nos trasladaremos al campo para contemplar en todo su esplendor el cielo de verano. Nuestro recorrido es más sencillo de lo que parece, ya que partiremos de unos “puntos de anclaje” (estrellas muy luminosas) que nos servirán de referencia para orientarnos en la inmensidad de la bóveda nocturna.
El domingo, quienes lo deseen, pueden participar en una actividad relajada acerca de los misterios del cosmos, la grandiosidad de las galaxias, las distancias siderales y la formación del Universo. Aunque, quien lo prefiera, podrá aprovechar la mañana para descansar, conversar, disfrutar del jacuzzi o ir de excursión.
Después de comer, un café con calma y despedida.
Conviene traer:
- Ropa y calzado de monte, no olvidéis traer prendas de abrigo: pantalón largo, calcetines, rebeca gruesa y/o suéter de lana, (pasaremos varias horas a la intemperie y el frío acaba por notarse). Y si disponéis de saco de dormir, mejor. Las sillas, diseñadas especialmente para observar con comodidad, ya las ponemos nosotros.
- Si tenéis prismáticos, podéis traerlos.
El número de plazas está limitado, por lo que conviene reservar con suficiente antelación. Para más información, percio e inscripciones, escribidnos un correo electrónico o llamad a cualquiera de estos teléfonos:
96 333 09 72
619 282 254
648 267 567
Inicio - Cursos y Conferencias - Cursillo - Venus, Tauro y Perseo
VENUS, TAURO Y PERSEO
La gran estrella brilla hacia el centro de la foto no es tal, sino un planeta, lo que los antiguos llamaban una “estrella errante”. No tiene luz propia, sino que la refleja del Sol, a cuyo alrededor se mueve; por eso no se ve siempre en el mismo lugar. Se trata del planeta Venus, la personificación de la Afrodita griega, la que nació de la espuma formada por las gotas seminales de Urano que cayeron al mar.
Pasad el cursor por la fotografía.
Si pasáis el cursor sobre la fotografía, veréis que sobre Venus aparece un grupito de estrellas rodeado por un círculo: se trata de las Pléyades (las palomas), el asterismo más conocido de toda la historia de la humanidad.
Pléyades
Según la leyenda griega, eran siete hermanas que, perseguidas por Orión, fueron transformadas en palomas y llevadas al cielo. Cada una de ellas tiene nombre propio y su historia particular y, en conjunto, la interpretación de sus mitos es apasionante.
Historia de las Pléyades
Volved a pasar el cursor por la foto. Sobre la cabeza del hombre que mira al cielo, veréis una enorme A invertida: se trata de la cabeza del gran toro celeste, Tauro.
Hay quien dice que este toro es en realidad, una vaca: Ío, una joven seducida por Zeus, que, para poseerla se disfrazó de nube, y que, cuando su esposa Hera lo pilló in fraganti, convirtió a la pobre muchacha en ternera, y soltó eso de : “no es lo que te figuras, cariño”.
Otros afirman que este toro celestial es uno de los disfraces de Zeus, el que utilizó para conquistar a Europa, la princesa que dio nombre a un continente.
También cuentan que se trata del hermoso toro del que se enamoró Pasifae, la reina de Creta, de cuyos amores se dice que nació el Minotauro.
Aunque los babilonios veían en esta constelación al toro sagrado que su diosa Istar mandó para destruir la ciudad de Ur y al que mató el héroe Gilgamesh.
Gilgamesh
Tauro es constelación conocida desde la prehistoria, como demuestran las pinturas rupestres.
En el triángulo que forma el imaginario hocico del toro, hay un grupito de estrellas llamado las Híades (las suculentas), las ninfas de la lluvia,
Híades
que criaron a Dionisos, el dios del vino, de ahí la afición de los tauro por la buena comida y la buena bebida.
Dionisos
Y, si volvéis a la foto y de nuevo le pasáis el cursor, fijaos ahora, a la derecha de la imagen, entre los árboles, y veréis otra constelación: la de Perseo, (circulo rojo al pasar el ratón). Conviene saber localizarla en el cielo porque, precisamente, desde ahí surge la lluvia de estrellas del mes de agosto.
Pasad el cursor por la fotografía.
Perseidas
Perseo era hijo de Dánae, otra princesa seducida por Zeus, quien, en esta ocasión, se disfrazó de lluvia, pero no de estrellas, sino de oro.
Dánae
Perseo, gracias a las armas divinas que le prestaron las Grayas,
Perseo
venció a la terrible Medusa y le cortó la cabeza.
Medusa
La cabeza cortada de Medusa es la estrella Algol, que brilla abajo y a la derecha de su constelación, donde se cruzan los árboles de la foto.
Perseo y Algol
De nuevo le pasáis el cursor en la siguiente foto, fijaos ahora, a la derecha de la imagen, entre los árboles, y veréis Perseo y la estrellita Algol (circulo rojo).Pasad el cursor por la fotografía.
Pasad el cursor por la fotografía.
Su nombre proviene del árabe R´as al Gul, “la cabeza del diablo”, y, en realidad, se trata de dos estrellas, una de las cuales se interpone a la de mayor brillo cada 2,7 días, eclipsándola y produciendo un brusco “apagón” que la relaciona simbólicamente con la idea de la decapitación.
Algol eclipse
Una antigua tradición afirma que los jefes militares árabes esperaban que Algol estuviese en su mayor brillo en el cielo para iniciar sus acciones bélicas, y que no empezaban ninguna batalla importante si Algol lucía débilmente.
Pero en Marruecos la leyenda es diferente: se dice que un ogro o un genio malvado raptó a una hermosa princesa y la escondió en esa estrella.
Cuando el ogro se va de casa, la princesa descorre la cortina de su ventana y enciende una luz para avisar a su enamorado. Pero cuando el ogro regresa, ella corre la cortina como señal para que no se acerque. Quién sabe cuándo se encontrarán el ogro y el enamorado, y qué resultará finalmente de ese enfrentamiento.
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