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Adela Ferrer - ASTROLOGÍA APLICADA A LA MEDICINA

 

Cuando encontramos tratados acerca de la aplicación de la astrología a la medicina, pese a ser ésta una de las ramas que más interés y curiosidad suscitan, nos resultan difíciles de comprender en su totalidad, ya que la mayoría de nosotros desconocemos las bases hipocráticas sobre las que se fundamentaba la práctica de la medicina en el siglo XV.

La armónica combinación de los pares de cualidades frío-caliente / húmedo-seco es la que da lugar y gobierna todos los elementos, y a ella se debe tanto el equilibrado orden planetario como el normal funcionamiento del cuerpo humano.

 

LOS HUMORES

Desde Galeno se considera la existencia de cuatro humores: la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y la flema.

Estos humores son el resultado de la combinación de las cuatro cualidades. Así, la sangre es caliente y húmeda como el aire, y aumenta en primavera; la bilis amarilla es caliente y seca como el fuego, y aumenta en verano; la bilis negra, fría y seca como la tierra, y aumenta en otoño, mientras que la flema es fría y húmeda como el agua, y aumenta en invierno.

Los humores se renuevan, aumentan o disminuyen a partir del calor innato, de la energía y cualidades que aportan los alimentos y de otros factores ambientales que veremos.

Las estaciones del año, íntimamente relacionadas con los humores, provocan enfermedades con las que guardan analogía; por ejemplo, en invierno las enfermedades cursan con exceso de flema, como el catarro.

Las cuatro estaciones


LOS TEMPERAMENTOS

Los árabes, siguiendo esta misma doctrina, describirán los temperamentos. Esto es el germen de la medicina psicosomática y de la teoría de los tipos constitucionales:

La sangre procede del corazón y se elimina por las heridas. Es caliente y húmeda. Le pertenecen los signos de aire. Los planetas de esta complexión son Júpiter y Venus. Le corresponden el aire y la primavera.

Los individuos de temperamento sanguíneo son de estatura inferior a la media, con buena musculatura y figura proporcionada, aunque quizá con exceso de carne; la piel es de tonalidad roja, con abundantes venas, y el pelo es negro y espeso. De carácter rudo, con tendencia a la irreflexión, son sociables, optimistas, pero tienen poca tenacidad y tampoco son persistentes.

El enfermo al que le sobra sangre tiene la piel cálida al tacto, los ojos enrojecidos, nervios tensos, pulso y respiración fuertes, exceso de risas y también de sueño. En sus sueños tiene visiones de rojo o de sangre.

Las enfermedades sanguíneas siempre se relacionan con sopor, fatiga sin motivo, abscesos y sangre en las encías. Los enfermos que padecen exceso de humor sanguíneo dicen encontrarse mejor tras una extracción de sangre.


La bilis amarilla se origina en el hígado y se elimina por medio de vómitos. Es caliente y seca, le pertenecen los signos de fuego. Los planetas de esta complexión son el Sol y Marte. Le corresponden el fuego y el verano.

La personas de temperamento colérico son de estatura normal o superior a la media; su cuerpo suele ser flaco, de pocas carnes, tienen los ojos grandes, penetrantes y vivos, y el pelo, negro y rizado. En su carácter se aprecian frecuentes cambios de ánimo: alegría y afabilidad y riñas o disputas; nunca descansan, de modo que su ánimo y valor son tan proverbiales como su angustia y beligerancia. Son autosuficientes, irascibles, impacientes, obstinadas y vengativas. Precipitadas e impulsivas, tienden a dejarse llevar por sus pasiones.

Los enfermos que padecen de exceso de cólera tienen la piel pálida, de tono amarillento, fina pero cálida al tacto, exceso de sed, pulso rápido, facilidad y rapidez en recordar y olvidar, exceso de movimientos y sueños en los que predominan las visiones de luces o los colores amarillos.

Las enfermedades propias de la bilis amarilla tienen relación con gusto amargo, sed, falta de apetito, desmayos y vómitos. Los pacientes aquejados de exceso de bilis amarilla sienten mejoría con lo que refresca, y empeoran en los ambientes cálidos.


La bilis negra se produce en el bazo y se elimina por las deposiciones. Es fría y seca, le pertenecen los signos de tierra. Los planetas de esta complexión son Saturno –y hay quien dice que también Mercurio-. Tiene analogía con la tierra y el otoño.

Las personas de temperamento melancólico se caracterizan por una complexión delgada, de estatura normal o superior a la media, con tendencia a la palidez, abundante pelo y de color grisáceo. Son dulces y serviciales, pero también sensibles, meditabundas, tímidas, sensibles, fáciles de herir, sentimentales e indecisas, como rodeadas de un aire de pesimismo o abatimiento. Su carácter es propenso a sentir fuertes odios y deseos, incapacidad de llanto, talante taciturno, imperturbable.

Los enfermos que padecen exceso de bilis negra tienen la piel seca, falta de sueño, poca energía y sueños con visiones desagradables de lugares oscuros o deprimentes.

Las enfermedades propias de la bilis negra tienen relación con alteraciones emocionales, la angustia, la preocupación, la depresión, el falso apetito (deseo voraz de comer), el insomnio, el estreñimiento. Los pacientes se sienten mejor con vahos y humedades, y empeoran con el frío.

 

La flema se origina en el cerebro, es una mucosidad pegajosa que se elimina por la boca o la nariz. Es fría y húmeda, le pertenecen los signos de agua. Su planeta es la Luna. Le corresponden el agua y el invierno.

Las personas de temperamento flématico tienen tendencia a la obesidad, aunque pueden también existir tipos delgados; la piel es de color blanco; el pelo, liso y escaso, les crece lentamente, y suelen tener canas antes de la vejez. Su carácter es indolente y algo indiferente. Es el más realista y práctico de los temperamentos, pesado y lento, tranquilo y de poco movimiento; estas personas son reflexivas, silenciosas, imperturbables, de “sangre fría”. Miden siempre sus palabras, saben guardar secretos. Su entereza es fría y sosegada y es difícil conocer lo que piensan.

Los enfermos que padecen exceso de flema tienen la piel fría al tacto, exceso de humedad en los conductos que dificulta sus movimientos, pesadez, demasiado sueño, pulso lento y visión débil; durante el sueño tienen visiones de agua y humedad.

Las enfermedades flemáticas siempre se relacionan con una excesiva flacidez, olvido, pereza, digestión alterada y pulso irregular. Los pacientes de una enfermedad de exceso de flema se sienten empeorar con el frío y mejorar con el calor.


DE CÓMO EL ASTRÓLOGO SABRÁ EL TEMPERAMENTO BÁSICO

Para averiguar a través de una carta natal el temperamento de esa persona, o mejor dicho, su particular e individual mezcla de temperamentos, habremos de atender a las lecciones de Diego Pérez de Mesa, un importante astrólogo de la Universidad de Alcalá de Henares en el siglo XVI:

 

Del temperamento o complexión del cuerpo

Bien se sabe qué es lo que los médicos llaman temperamento o complexión: una mezcla juntamente engendrada de los cuatro elementos y de los humores, a saber: la sangre, la flema, la cólera y la melancolía.

Es muy variada la combinación de los humores buenos y malos en el cuerpo humano por causa de la herencia de los padres y por las diversas posiciones y aspectos de los planetas en su nacimiento.

De la misma manera que hay cuatro principales humores en los cuerpos de los animales, así también les corresponden cuatro principales complexiones.

La sanguínea es caliente y húmeda templadamente; la flemática es húmeda y fría; la colérica es caliente y seca; y la melancólica fría y seca.

LOS SIGNIFICADORES DE LA COMPLEXIÓN

A) El regente del Ascendente, así como el planeta o planetas presentes estuvieron en el Ascendente o los que les hacen aspectos partiles, entre los cuales también hay que tener en consideración los dos Nodos.

B) La Luna: y los planetas que forman aspectos con la Luna, con la mitad de sus orbes.

C) La cuarta de año, es decir, la estación del año, o el signo del Sol.

D) El almuten del tema o regente de la genitura.

La cualidad de estos significadores y de los signos en que estos significadores se hallan examinará por el orden descrito y según como luego diremos.

Se ha de advertir que cuando Saturno, Marte o el Nodo Sur forman mal aspecto con el Ascendente o con la Luna, mezclan sus cualidades destempladas a la complexión del cuerpo del nativo, aunque todos los demás significadores estén bien puestos.


LAS CUALIDADES DE LOS SIGNOS:

 

TRIPLICIDADES CUALIDAD COMPLEXIÓN

FUEGO:
Aries, Leo y Sagitario


Caliente y seco


Colérica




TIERRA:
Tauro, Virgo y Capricornio


Frío y seco


Melancólica




AIRE:
Géminis, Libra y Acuario


Caliente y húmedo


Sanguínea




AGUA:
Cáncer, Escorpio y Piscis


Frío y húmedo


Flemática



LAS CUALIDADES DE LOS PLANETAS:

 

PLANETA POSICIÓN CUALIDAD

SATURNO

Oriental al Sol

Frío y húmedo

SATURNO

Occidental al Sol

Seco




JÚPITER

Oriental al Sol

Caliente y húmedo

JÚPITER

Occidental al Sol

Húmedo




MARTE

Oriental al Sol

Caliente y seco

MARTE

Occidental al Sol

Seco




VENUS

Oriental al Sol

Caliente y húmedo

VENUS

Occidental al Sol

Húmedo




MERCURIO

Oriental al Sol

Caliente

MERCURIO

Occidental al Sol

Seco


LAS CUALIDADES DE LAS LUMINARIAS:

EL SOL

POSICIÓN ESTACIÓN CUALIDAD

Aries, Tauro y Géminis

Primavera

Caliente y húmedo




Cáncer, Leo y Virgo

Verano

Caliente y seco




Libra, Escorpio y Sagitario

Otoño

Frío y seco




Capricornio, Acuario y Piscis

Invierno

Frío y húmedo

 

LA LUNA

DESDE LA HASTA LA CUALIDAD

Conjunción al Sol

Cuadratura creciente

Caliente y húmeda




Cuadratura creciente

Oposición (Luna llena)

Caliente y seca





Oposición

Cuadratura menguante

Fría y seca




Cuadratura menguante

Conjunción al Sol

Fría y húmeda


LAS CUALIDADES DE LOS NODOS:

 

EL NODO NORTE es de la naturaleza de Júpiter-Venus

EL NODO SUR es de la naturaleza de Marte-mercurio

REGLA DEL JUICIO DE LA COMPLEXIÓN

Hay que considerar las cualidades de los significadores y de los signos y tomar los testimonios de cada una de las cuatro calidades, a saber: caliente, húmeda, fría y seca, y juzgar la complexión según el número mayor de los testimonios.

Si el calor y la humedad sobrepasasen en número a los demás testimonios, el nacido será de complexión sanguínea y si lo hicieran la humedad y la frialdad aquélla será flemática. Si el calor y la sequedad venciesen, el nacido será colérico y si en cambio venciesen la frialdad y sequedad, será melancólico.”


LA ENFERMEDAD

Así pues, la salud se entiende como una buena y armónica mezcla de humores mientras que la enfermedad es la mutación: un cambio resultante de una mala mezcla de humores, una discrasia o desequilibrio general, de tal modo que la persona no está enferma del hígado o del corazón, sino que enferma en su totalidad: el paciente y su enfermedad están unidos inseparablemente en un hecho único que nunca se repite y, por lo tanto, no hay enfermedades, sino enfermos.

La enfermedad, como todo cambio, tiene sus causas y su curso natural. Por algún motivo (el alimento, el aire, el tipo de vida...), se produce exceso de uno de los humores, dicho exceso debe ser eliminado para restaurar el equilibrio. Para ello, este humor pecante pasa por un proceso de cocción (pépsis) producido por el calor innato, de tal modo que se transforma y es eliminado por la orina, las heces o alguna otra vía. Si la eliminación es rápida, se llama crisis; si es lenta, lysis. Otras veces, la materia peccans se separa y se deposita en algún órgano, formando un absceso.



LA CAUSA DEL DESEQUILIBRIO

El desorden o enfermedad lo produce alguna “cosa contra natura”, es decir, alguna circunstancia o situación que necesariamente perjudica la salud. O lo produce alguna de “las 6 cosas no naturales”

Las 6 cosas no naturales, a las que hoy día llamaríamos “factores ambientales adquiridos”, son las que que no pertenecen al cuerpo, pero que sin embargo resultan imprescindibles para la vida y cuyo control está en nuestras manos, de forma que podemos hacer los ajustes necesarios para condicionar su influencia. Dichas 6 cosas son:

  1. El aire. La respiración (el prana), que dependiendo de las cualidades del aire –frío, caliente, seco o húmedo-, puede provocar diversas enfermedades o ayudar a la curación, de modo que los médicos recomiendan al paciente un lugar saludable donde vivir: en la ciudad o en el campo, en la montaña o a la orilla del mar; incluso, como luego veremos, el barrio, la orientación y aireación de la vivienda que más se ajusten a su naturaleza y temperamento.


  1. La alimentación. La bebida y los alimentos están compuestos por las cuatro cualidades, de forma que a cada temperamento, dependiendo de la complexión del paciente, de la etapa de la vida y de la estación del año, le conviene un tipo de alimentación que o bien le ayude a conservar el equilibrio natural, o bien contenga cualidades contrarias a las del humor que provocó la enfermedad. En cuanto a la bebida (tisanas, zumos, etcétera), el médico aconsejará la cantidad de agua a ingerir, su temperatura, y si es mejor beber antes, durante o después de las comidas. También puede recomendar tomar las aguas, en cuyo caso indicará el día concreto en que comenzar la balneación.



  1. La evacuación. La función de retención de las sustancias alimenticias y la consecuente de excreción de las “sustancias corruptas” en la medida adecuada es señal de buena salud; cualquier desviación de estas dos funciones perjudica el equilibrio humoral. La evacuación se realiza por medio de las heces, del sudor, la menstruación, el coito... El médico lo regulará prescribiendo purgas, ayunos, baños de vapor...


  1. El sueño y la vigilia. El sueño favorece la humedad y el calor corporal. De forma que si hay falta o exceso de sueño, se altera este par de cualidades; por ello, el médico indicará al paciente la cantidad de horas que debe dormir, las condiciones del dormitorio, el momento del día más adecuado para ello o la postura que más le favorece adoptar.

 


  1. El movimiento y el reposo. El ejercicio físico aumenta el calor natural del cuerpo. El médico prescribirá un tipo de ejercicio físico adecuado para cada paciente, según el peso del enfermo, su edad, sus hábitos, su temperamento, la estación del año, estableciendo además la frecuencia e incluso la hora del día en que debe practicarse.


  1. Los movimientos anímicos. Las pasiones producen una perturbación de espíritu desarmonizadora de la salud física, ya que se relacionan directamente con los humores, elementos y planetas que rigen las emociones y las partes del cuerpo. El médico recomendará el tipo de música que ha de escuchar, el tema de conversación y de lectura que mejor convenga al paciente (como es obvio, de naturaleza contraria a la que provocó el desequilibrio).



REACCIÓN DE LAS DEFENSAS

El enfermo y su enfermedad están unidos inseparablemente en una lucha entre la naturaleza humana (la vis medicatrix naturae) y el mal.

La naturaleza trata de restablecer la armonía y lucha contra el mal; para ello dispone de sus potencias naturales, que utilizan el calor corporal para lograr la "cocción" del humor sobrante mediante la pépsis, proceso que transforma el agente morboso en una sustancia susceptible de ser evacuada. La naturaleza puede ganar esta batalla, en cuyo caso las materias mórbidas son excretadas, o puede perderla, en cuyo caso no se llega a producir la "cocción" de los elementos nocivos y el paciente muere. El médico proporcionará a la naturaleza toda la ayuda posible, reforzando y estimulando las defensas del cuerpo mediante medicamentos simples (por ejemplo, una tisana) o compuestos (fórmulas magistrales). Precisamente, los tratados de astrología en medicina explican qué día y que aspectos planetarios convienen para aplicar una u otra terapia.

En el hombre, hay tres potencias principales:

  1. La virtud Vital, que reside en el corazón; está regida por el Sol y es de naturaleza caliente y seca. Aunque para estimularla, conviene utilizar medicamentos de naturaleza siempre caliente, pero adecuando la sequedad al temperamento del paciente.

  1. La virtud Natural, que reside en el hígado; está regida por Júpiter y es de naturaleza caliente y húmeda.


  1. La virtud Animal, que se subdivide en:

  1. intelectiva, regida por Mercurio; es fría y seca;


b) sensitiva, regida por la Luna; es fría y húmeda.


Y cuatro potencias vegetativas:

  1. La Atractiva, que está regida por el Sol y Marte; es caliente y seca.

  2. La Retentiva o Vegetativa, que está regida por Saturno; es fría y seca.

  3. La Digestiva, que está regida por Júpiter; es caliente y húmeda.

  4. La Expulsiva, que está regida por la Luna; es fría y húmeda.


EL PRONÓSTICO Y LA CRISIS

La práctica de la medicina consistía, hasta bien entrado el Renacimiento, en atender al tacto de la piel, el color de la tez, el pelo, el brillo de los ojos, las excreciones, el aspecto, los síntomas del paciente... tras lo cual, se emite el pronóstico y se recomienda el tratamiento, que consiste en una regulación total del estilo de vida, favoreciendo la expulsión del humor sobrante mediante sangrías, eméticos, purgas, expectorantes, la utilización de la farmacopea y, si fuera preciso, de una cirugía, a la sazón, muy poco desarrollada1.


La enfermedad sigue una evolución natural que el médico debe conocer con todo detalle, y ésta es precisamente la importancia del pronóstico2.

El pronóstico forma parte del diagnóstico, "un saber técnico al servicio del tratamiento", y las intenciones del diagnóstico serían tres: describir, explicar y predecir. El pronóstico incluye:

  1. El resultado final de la enfermedad (si el paciente sanará o morirá)

  2. El tiempo que durará la enfermedad. Si se trata de una “enfermedad aguda”3, es decir, aquella que recorre rápidamente su evolución y cuyos síntomas varían constantemente, siguiendo los esfuerzos del organismo para luchar contra el agente morboso; o si, por el contrario, se trata de una “enfermedad crónica”, o sea, la que dura más de cuarenta días y en la que los síntomas son más remisos, indicando poca intensidad de reacción.

  3. Qué días hará crisis la enfermedad, qué síntomas presentará el paciente en cada una de esas crisis, y si el resultado de cada una de ellas significa mejoría o empeoramiento del estado general del enfermo.

Los días críticos son aquellos en los que la batalla entre la naturaleza y la enfermedad llega a una crisis. Esta crisis curativa y su ciclo son clínicamente observables: se trata una expresión orgánica que debe ser respetada por el médico, quien prestará su ayuda a fin de que la naturaleza siga su proceso de curación y el cuerpo no fracase en su intento. En dichos períodos, los pacientes pueden pasar por episodios de fiebre, de tos, náuseas, estados de ánimo alterados, reactivación de los síntomas, aparición de nuevos síntomas...

Hay que saber que los plazos de las crisis (términos de la enfermedad) no dependen del tipo de enfermedad, sino que éstos se calculan numéricamente, según el siguiente orden fijo: los días 7, 14, 20, 27 y 34, a partir del inicio de la enfermedad.

Y en este punto es donde la astrología mejor colabora como ciencia auxiliar de la medicina, tal como explica Abraham Zacuto en el apartado titulado De los días críticos: “porque el origen de los días críticos o términos de la enfermedad es que la Luna va formando ciertos aspectos con respecto al grado en que se hallaba al inicio de la enfermedad”. Es decir, que como la evolución de la enfermedad depende del curso, la velocidad y los aspectos que forma la Luna, es posible que el día en que aparezca la crisis no sea el esperado –matemáticamente- por el médico. Igualmente, conocer el momento en que se cumple el aspecto de la Luna con los planetas, facilitará al médico información acerca del proceso de la enfermedad y tendrá así mayor probabilidad de acierto en su pronóstico.

RECOMENDACIONES DE HIGIENE DE UN MÉDICO ÁRABE

Por último, y para ilustrar la idea de la salud y el equilibrio humoral en la época, se traslada aquí, en traducción de Concepción Vázquez de Benito, una pequeña parte del Libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año, llamado también Libro de Higiene, en el que M. b. 'Abdullah b. Al-Jatib, Granada (1313-1374), desarrolla de manera sistemática las costumbres y el orden de vida que cada cual debe poner en práctica, conforme a su temperamento, para mantener una buena salud o recuperarla si la ha perdido. El libro da recomendaciones higiénicas para cada temperamento en cada estación del año; hemos escogido el régimen del colérico en otoño, porque la estación es fría y seca, mientras que el temperamento es caliente y seco; por consiguiente, el calor y el frío se compensan mientras que se produce un desequilibrio por exceso de sequedad. Veamos cómo lo resuelve Ibn Jatib:


Régimen de la complexión biliar amarilla en otoño

La calidez de la complexión tiende a compensarse con la frialdad de la estación; sin embargo, hay exceso de sequedad, razón por la que proliferan las enfermedades.

Conviene tomar alimentos de calidez equilibrada y gran humedad como carnes procedentes del cordero, gallina y huevos. Caldos ensopados y fuertes, grasas en sus diversas variedades con garbanzos y pimienta. Alimentos a base de leche como el arroz y el mijo con nata y azúcar. Carnes condimentadas con nabos, zanahorias y tubérculos de plantas reconocidas por su humedad. Es excelente la flor de harina blanca sin excederse.

Se beberá agua de sabor dulce en cantidad moderada. Oximiel, agua de azúcar, jarabe de manzana e higos.

Deporte con moderación, paseando o luchando, eligiendo para ello las horas suaves del día.

No abusar del coito a causa del exceso de sequedad.

Se recomienda el baño con agua tibia para humedecer y fortalecer el cuerpo que se untará después con aceite de almendra y sésamo. Perfumar las habitaciones con violeta, calabaza, hojas de albahaca, ámbar y algalia.

Usar vestidos confeccionados con lino suave.

Como entretenimientos se pueden escuchar melodías entonadas por voces enronquecidas, cantos sin ritmo como címbalos y palillos, acordes melodiosos de arpa y flauta, rumor de árboles y agua corriente. También es aconsejable contemplar aguas estancadas y emanación de vapores.

Frecuentar tertulias con personas amenas escuchando poesías y relatos emocionantes que distraigan, mientras se toman dulces hechos de almendras, nueces, piñones, frutos secos y manzanas dulces, evitando bellotas, castañas, acerolas y frutos ácidos pungentes.”

ADELA FERRER

Bibliografía

Aguirre de Cárcer, Luisa Fernanda Libro de los Medicamentos Simples. Traducción del original con el mismo nombre de Ibn Wafid.

Cano, Pedro El elemento fuego y el temperamento bilioso Revista electrónica “la Osa” 2001.

Escuela de Traductores de Sirventa. Tratado Breve de las influencias celestes transliteración del original de Abraham Zacuto. Autoedición 2009

Fresquet Febrer, José Luis. Los indicios de la asimilación de la materia médica americana por la terapéutica europea. “Viejo y nuevo continente: La medicina en el encuentro de dos mundos” Madrid, Saned, 1992, pp. 281-307.

Gardeta S, Pilar. Las dietas en el mundo moderno, su importancia como elemento en la conservación de la salud. Revista Médica de Chile, jul. 98, vol 126, nº 7, p, 866-873 ISSN 034-9887

Laín Entralgo, P. La medicina hipocrática. Alianza Editorial, Madrid, 1987.

Sanz Pérez, Bernabé. La bromatología en la obra de Servet. Anal Real Acad. Nac. de Farmacia.

Vázquez de Benito, Concepción. Libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año traducción del “Kitab al-Wusul li-hifiz a-sihha fi-l-fusul” de Abdallah b. Al-Jatib. Ed. Universidad de Salamanca 1984

1 En la mayor parte de los tratados de flebotomía y astro-medicina se encuentran las normas astrológicas para aplicar estos remedios.

2 En la Segunda Parte del Tratado breve de las influencias celestes y apenas en un folio, Zacuto explica las reglas para hacer un buen pronóstico apoyándose en la astrología.

3 La medicina antigua clasificaba las enfermedades agudas en: subagudas, que duraban de veintiuno a cuarenta días; agudas, que sólo duraban catorce; sobreagudas y agudísimas que terminaban en tres o cuatro.


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Adela Ferrer - astróloga experta en ocultismo y magia ------- Diseño WEB: Creamedios.com - Hosting: Web