Inicio - Cursos y Conferencias
Introducción
al método astrológico usado para
la predicción
meteorológica a corto y largo plazo
Adela Ferrer, José
Luis Pascual
La astrología, es decir, la disciplina que interrelaciona las
posiciones de los astros (planetas y estrellas) con los sucesos
terrestres, nació a partir de la observación diaria del
cielo y, sin duda, la primera de sus aplicaciones fue la de prever
con suficiente antelación los fenómenos climáticos,
los cambios estacionales y los momentos en los que convenía
sembrar o recoger las cosechas.
Se conservan tablillas cuneiformes del milenio anterior a Jesucristo
en las que se recogen día por día, 800 años de
observaciones astro-meteorológicas, de forma que si se veía
salir la luna con tal o cual estrella, allí se consigna, pero
también se anotaba si estaba nublado o llovía. Las
ventajas de esta previsión son muy evidentes:
La tradición nos
dice que Tales de Mileto (624-546 a.C.) hizo fortuna al calcular con
antelación una excelente cosecha de aceitunas y así
saber cuándo debía invertir en aceite.

Tales de Mileto
Hasta el mismo
Cervantes nos explica en el capítulo XII de “Don
Quijote” el alcance de la astrometeorología en su tiempo
(1605): “Principalmente decían que sabía la
ciencia de las estrellas, y de lo que pasaban allá en el cielo
el sol y la luna, porque puntualmente nos decía el cris del
sol y de la luna. Eclipse se llama, amigo, que no cris, el
escurecerse esos dos luminares mayores, dijo Don Quijote. Mas Pedro,
no reparando en niñerías, prosiguió su cuento,
diciendo: asimesmo adivinaba cuando había de ser el año
abundante o estil. Estéril queréis decir, amigo, dijo
Don Quijote. Estéril, o estil, respondió Pedro, todo se
sale allá. Y digo que, con esto que decía, se hicieron
su padre y sus amigos que le daban crédito muy ricos, porque
hacían lo que él les aconsejaba, diciéndoles:
sembrad este año cebada, no trigo; en este podéis
sembrar garbanzos, y no cebada; el que viene será de guilla de
aceite; los tres siguientes no se cogerá gota. Esa ciencia se
llama Astrología, dijo Don Quijote. No sé
yo cómo se llama, replicó Pedro, mas sé que todo
esto sabía y aún más.”

Cervantes
En esta línea de investigación llevan muchos años
trabajando muy pocos astrólogos españoles, a quienes
los demás atendemos como si del Oráculo de Delfos se
tratase.
En este congreso, contando con la ayuda de José Luis Pascual,
intentaremos explicar lo más claramente posible, las técnicas
que hay que tener en consideración para el juicio en
astrometeorología:
La técnica se basa en el juicio de las lunaciones; no será
necesario explicar aquí la influencia de la luna sobre el
agua. Si hay un “planeta agua”, pese a lo que diga alguna
canción, en astrología ése planeta es la Luna.
Como la evolución histórica de la medida de los ciclos
estacionales, es decir, meteorológicos, partió de la
cuenta de los meses basándose en el ciclo lunar, concluyeron
(hay 800 años de registros meteorológicos diarios en
las tablillas babilónicas) que las lunas nuevas que se
producían en alguno de los ángulos del cielo (es decir
en el momento del amanecer por el este, en el de culminar en lo más
alto, en el del ocaso por el oeste o en la media noche), anunciaban,
la mayor parte de las veces, cambio de tiempo.

sicigia
Si convertimos esta imagen a un mandala astrológico podemos
-como astrólogos- deducir inmediatamente cuál sería
la razón de ello: en la carta astral de ése mes, el Sol
y la Luna están conjuntos en uno de los dos ejes, lo que la
convierte en “radical” o significativa. Esta es pues, la
primera regla: Luna Nueva angular, cambio (variación) de
tiempo.
A este respecto, veamos la figura de entrada del verano 1959,
excepcionalmente tormentoso en la calificación de Font Tullot (Historia del clima en España):

20 junio 1959 20:00 GMT Madrid
No solamente la sicigia está en el horizonte, sino que se
visualizan tres aberturas de puertas (enseguida entramos en ellas).
El regente del Ascendente está en el mismo Ascendente y la
Luna va a él después seguido de la oposición al
Sol.
La figura es importante no sólo por el verano, sino porque
cuando en la estación más seca del año la
atmósfera da muestra de viveza, nos está hablando:
estábamos en los preludios de la década lluviosa de los
60, que se inició en diciembre de este año (ver Actas
del Congreso de Madrid 2001).
Veamos la figura de uno de los veranos más anómalos del
siglo, el de 1997:

20 junio 1997 19:10 GMT Tortosa
Véase nuevamente la sicigia en el horizonte, Saturno en el FC
(caído en Aries) y Marte exiliado entrando en Libra elevado
cerca de MC (planetas débiles significan aguas). Entre los
días 27 y 29 de junio hubo un temporal de invierno en pleno
verano astronómico (1001 mb el día 26, un valor
excepcional en estas fechas). En julio hubo inundaciones históricas
en Polonia y Alemania). En la Península Ibérica no
empezó a hacer calor hasta bien entrado agosto.
La consideración del orbe que se le debe dar, queda a juicio
de los más sabios, pero yo le doy un orbe muy amplio -de unos
doce grados-.
Como es lógico, la naturaleza y cualidad esencial de los
planetas y de los signos en los que se sitúan, es de vital
importancia, y se comprende fácilmente que la unión de
las dos luminarias: una femenina y noctura, la otra masculina y
diurna, la una fría y húmeda y la otra caliente y seca,
den lugar cada mes a un reajuste en el ambiente, a una “removida
celeste”. Consecuentemente, las lunaciones previas a la
entrada del Sol en un signo cardinal son muy importantes, ya que
los cardinales son los que encabezan o dirigen las estaciones, ya los
antiguos los llamaron “signos movibles” porque iniciaban
una estación y “re-movían” el tiempo
meteorológico, éstas lunaciones nos van a dar una
pincelada general de por dónde van a ir las cosas a lo largo
de toda la estación.
 
 
Signos movibles
Deduciremos, astrológicamente hablando, que la unión o
el contacto –el catamiento- de dos planetas fríos y
húmedos, como la Luna y Venus, significa humedad y agua,
pero diremos que dichas aguas y humedades serán más o
menos abundantes dependiendo de que la conjunción se produzca
en un signo de agua, de tierra, de aire o de fuego y aún,
dentro de dichos signos, la lluvia caerá con mayor o menor
abundancia si el signo en el que se produce es domicilio o exilio de
alguno de los dos astros (en Cáncer-Capricornio; o en
Libra-Aries); si se diera en Escorpio, mal lugar para ambos planetas,
el juicio dependería de otras consideraciones, que
relacionadas, entre otras muchas, con los aspectos y el estado
cósmico de Marte en la lunación previa.

Luna y Venus
En general, los signos femeninos, los de agua, y -en menor medida-
los de tierra, son más proclives a producir lluvias. De los
masculinos, les siguen en producción de humedad los de aire,
mientras que los de fuego son significadores de sequía.
Aunque en particular, hay que saber que los signos de Mercurio y de
Venus, especialmente los que anuncian el otoño boreal, Virgo y
Libra, producen humedad.
De forma que, si al
inicio del año (la entrada del Sol en Aries) hubiese varios
planetas, como Marte y Saturno, -ambos secos- en Leo, sería
determinante de un año de sequía. Esto de contar con la
cualidad de los planetas y los signos, aunque parece una
perogrullada, es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de juzgar
los aspectos entre Júpiter y Saturno y también los
eclipses de Sol, ya que nos marcan ambos –como luego veremos-
ciclos climáticos largos.
De todos modos, varios
autores, y no poco notables, nos dicen que los signos más
húmedos del Zodíaco son Leo y Acuario (Ibn Ezra).
Acuario se representa por Ganímedes, el escanciador de las
aguas celestes, y la denominación medieval de una de las
Mansiones lunares que allí se encuentra es la de Effusores, “derramadoras”. Si repasamos la bibliografía sobre
el tema podemos llevarnos más de una sorpresa.
 
Leo y Acuario
No deberíamos olvidar que los antiguos concedían a cada
signo dos mitades diferentes en cualidad; así Ibn Ezra nos
dice, por ejemplo de Virgo: “Su
naturaleza es destruir por exceso de sequedad, aunque en su comienzo
es algo húmedo. Rige los truenos. Si
el regente del año se encuentra en el citado signo y su
latitud es meridional, significa vientos; pero si dicha latitud es
septentrional, augura un tiempo templado.”

Ahora vamos a ver
cómo pronosticar en qué va a consistir el prometido
cambio de tiempo de la lunación angular, y para ello
reflexionaremos sobre qué es lo que pasa en la atmósfera
cuando hay un cambio de tiempo, pues que hay variaciones en la
presión atmosférica. No cambia el tiempo cuando el
anticiclón se queda estancado sobre la península, sino
cuando hay “desequilibrio” entre contrarios, entre altas
y bajas presiones, lo que en nuestro argot llamaríamos
aspectos disonantes o tensos entre signos de distintas cualidades y
planetas de naturaleza opuesta, es decir entre los planetas que
tienen sus domicilios opuestos: entre Marte y Venus, entre
Mercurio y Júpiter y entre Saturno y el Sol y Saturno y la
Luna (porque Saturno rige Capricornio y Acuario, exilios respectivos
de la Luna y el Sol).
El verano más
anómalo del siglo XX fue el de 1997: las temperaturas
estuvieron 6º por debajo de los promedios, lo cual habla por sí
solo.

16 junio 1977 18:23 GMT
Madrid
Vemos dos aberturas de puertas, pero además con recepción
esencial (Mercurio recibe a Júpiter en Géminis y Venus
a Marte en Tauro). La primera es angular, la segunda recibe la fuera
de Saturno en aspecto formante.

12 febrero 1960 17:24 GMT Madrid
Estamos en el inicio de la década lluviosa de los 60. Marte ya
hizo la conjunción con Júpiter en Sagitario en
diciembre de 1959, allí empezó a llover con
contundencia. Entre enero y febrero se dieron continuados temporales
del Oeste que tuvieron la excepcional duración de 40 días
seguidos. Se ha producido también la conjunción
Marte-Saturno en Capricornio, pero Venus le da su fuerza, primero a
Saturno y seguido a Marte, abriendo las puertas. A aspectos
contundentes, situaciones contundentes.
¿Alguien recuerda el verano de 2002? ¡Sólo hace
siete años! Las piscinas vacías, las playas sin
turistas y los viajeros volviendo a sus casas en pleno mes de julio.
Y Centroeuropa inundada, las aguas del Rhin entrando en museos,
bibliotecas y centros públicos (Praga, Berlín, etc.).

10 junio 2002 23:48 GMT Tortosa
¿Ve el lector-oyente alguna abertura de puertas? ¿Es
angular? ¿El Ascendente es de naturaleza acuosa? ¿Hay
alguna conjunción de los soberanos en signo de Agua
formándose? ¿Es eclipse la sicigia? ¿Están
todos los planetas bajo el horizonte europeo?
Consideraremos aspectos disonantes o, mejor dicho, “fuertes”:
la conjunción, la cuadratura y la oposición; éstos,
claro, se producen desde signos cuya naturaleza es discordante y,
tratándose de la conjunción, uno de los dos planetas
gozará de mejor estado cósmico que el otro.
Hay que saber que, según las analogías propias de la
astrometeorología, los principales significadores de la
lluvia son los planetas inferiores: Venus, Mercurio y la Luna,
puesto que ellos representan los tiempos cortos y son los que
desencadenan (como el minutero del reloj) lo dispuesto por los
planetas superiores (la saeta de las horas).
Asimismo no hay que olvidar que los planetas retrógrados
anuncian lluvias.
Así que, cada vez que encontremos un novilunio angular en
el que, además, haya aspectos fuertes (preferiblemente
formantes) entre los planetas cuyos domicilios se hallan en
oposición, podemos juzgar que habrá “apertura de
las puertas de la lluvia”.

Figura de la luna nueva
del 18 de diciembre de 1503 citada por Zacuto
(16:29 GMT Salamanca),
“que fue como un diluvio”.
¿Qué son estas puertas de la lluvia?: según la
concepción que del universo tenían los pueblos de la
antigüedad y, particularmente, de la idea que de él
tenían los judíos y que había sido transmitida
al occidente cristiano por la Biblia, desde la creación, el
cielo, la bóveda celeste, estaba bajo una capa de “aguas
primordiales”; según el Génesis: “Dios
hizo el firmamento, y separó las aguas que están
debajo de él, de las que están encima de él; y
Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y
una mañana: este fue el segundo día.” Con
estas premisas, la conclusión es que el agua de la lluvia
proviene de la que hay sobre el firmamento, y para que llegue a
nosotros ha de haber unos coladeros por donde caer a la tierra, unas
“puertas del cielo para la lluvia”

que se abren cuando las activan las fuerzas de los planetas, los
cuales van transmitiendo con sus luces la orden de abrirlas y cuya
mensajera final es la Luna, el “ama de llaves” que, al
igual que en la astrología médica, en su recorrido
diario a través del zodíaco, irá formando
ciertos aspectos con la posición inicial que ocupaba en carta
natal del mes, en la del novilunio.

Y estas son las llaves de la Luna:

Para la predicción mensual habremos de atenernos a estas
reglas:
Los aspectos fuertes que se producen entre la sicigia y Saturno se
llaman, como decían los antiguos: “las puertas grandes
del cielo” y muchas veces se da el caso de que, según
los grados que le faltan al Sol para llegar al aspecto partil con
Saturno, grado por grado, contando un grado/un día, a los
tantos días viene el agua.
La apertura de puertas entre Venus y Marte da lugar a aguas y lluvias
y, en muchas ocasiones, incluso el trígono o el sextil entre
ellos provocan también la lluvia.
La conjunción de Venus con el Sol da lluvias.
La conjunción de Venus con la Luna en signos húmedos da
aguas mansas.
La combinación de Mercurio y Venus también da aguas.
La combinación de Venus y Saturno dará aguas o frío.
Si Venus está angular, sobre todo si está en el
Ascendente, augura gran humedad, que se producirá cuando la
Luna llegue al grado del Ascendente de dicha sicigia.
Pero si Marte está angular, y sin aspectos de Venus, promete
tiempo muy seco. Lo mismo sucede si es Saturno –sin aspectos de
los luminares- el que se halla en el Ascendente.
El principal significador de truenos y relámpagos es Júpiter;

el de los rayos y tormentas, Marte, por eso si están
conjuntos, en cuadratura o en oposición y hay además
“apertura de puertas” juzgaremos muchas tormentas y
aguaceros.

Como somos astrólogos,
entendemos muy bien que lo general desbarata parte de lo particular,
es decir, que si la revolución del año o el eclipse
indicaban sequedad y la conjunción del mes significa agua, el
agua no será tanta.
Los astrometeorólogos siguen estos criterios básicos y
observan y juzgan cada sicigia. Aunque el novilunio es más
importante, no olvidan que la luna llena –si es angular y está
apoyada por aspectos fuertes- tiene la potestad de cambiar lo
anunciado por la nueva. Y para ser más precisos en sus
predicciones, prestan especial atención a las siguientes
sicigias:
*La inmediatamente anterior a la entrada del sol en los signos
cardinales, es decir, las cuatro estaciones o cuatro puertas del año.
De ellas, la sicigia más importante es la previa al ingreso
del Sol en Aries, puesto que ahí comienza el año solar.
En este caso tendremos en cuenta un viejo -y
no por ello menos verdadero- sistema: Si la Luna de la sigicia previa
a Aries, al separarse del Sol aplica a un planeta fortuna, es señal
de un año de prosperidad –meteorológicamente
hablando, de un tiempo muy templado y acorde a las características
de cada estación- y lo contrario diremos si al separarse del
Sol, la Luna aplica a un planeta infortuna.

También es muy importante la previa al inicio del otoño,
la de Libra. Como es lógico, la llegada de las lluvias es
fundamental en ambos estaciones (la primavera y el otoño).

La sicigia de la
entrada del verano, la de Cáncer ha de ser juzgada de otra
forma, ya que en estos días hay un
momento crítico en la onda clímatica anual. El entorno
del solsticio, tal como ya había constatado Demócrito,
también daría sus presagios meteorognómicos
(témporas vasco navarras).
El eclipse anual de
sol, que a fin de cuentas es una lunación muy fuerte, cuya
angularidad y la cualidad del signo en el que se produce es
fundamental para componernos un escenario general meteorológico
o “telón de fondo” climático hasta el
siguiente eclipse; una de las reglas de Zacuto es que el eclipse de
Sol en signos de fuego -particularmente en Sagitario- es señal
de sequía. En el caso de los eclipses es importante saber que
que si el eclipse del Sol está en conjunción con Marte
o en mal aspecto con Saturno, determina pérdida del trigo,
pero si está con un planeta fortuna es buena señal, y
sobre todo, si las fortunas están en la Casa II, es un augurio
inmejorable.

*La inmediatamente anterior al cambio de signo de Júpiter, así
como a anterior al cambio de signo de Saturno, -los dos
cronocratores- ya que la cualidad de los signos ocupados por dichos
planetas así como los aspectos formantes que se vayan a
producir entre ellos nos darán una idea de la tónica
general del periodo en el que permanezcan allí, dándose
la curiosa circunstancia de que Júpiter, que en signos de
fuego augura generalmente un periodo seco, sin embargo concede aguas
y humedad en el tiempo en que retrogra y pasa a al signo de agua
anterior, lo mismo sucede cuando, por su movimiento directo ingresa
en el signo siguiente, de tierra. Lógicamente, atenderemos
también a las sicigias anteriores a la formación de los
aspectos exactos entre ellos.

Sería muy largo exponer aquí los aforismos para las
posiciones de Júpiter y Saturno según el Libro de las
Cruzes por los signos que ocupan, pero como ejemplo, ambos en signos
de tierra, auguran un año provechoso en lluvias, no demasiado
abundantes ni tampoco dañinas. Eso ocurrió en 2008 y
ambos planetas estaban, aparentemente, en buen aspecto: un trigono,
pero es que Saturno se hallaba “elevado” sobre Júpiter,
de tal forma que la naturaleza íntrinseca de Saturno se
imponía sobre un Júpiter en mal estado cósmico.
En 2009 Saturno en tierra y Júpiter en aire, auguran un año
regular, muchos vientos y frío más abundancia en las
montañas y sequía y agostamiento en las vegas.
Las figuras llamadas “abiertas” y “cerradas”
y sus consecuencias sobre el clima.
Los antiguos consideraban “figuras cerradas” cuando los 4
planetas soberanos, Sol, Marte, Júpiter y Saturno están
cada uno de ellos en un signo consecutivo, o dos en conjunción
y los otros dos seguidos. Esta configuración planetaria es
significadora de lluvias y cuando la Luna llega a los signos en los
que se sitúan los planetas, produce la lluvia.

28 marzo 2002 18:26 GMT Tortosa
La situación de cerradas se alcanzó aquí
el 21 de marzo, pero las lluvias notables y generales esperaron al
pulso excitador de la luna llena, con arreglo a la doctrina expuesta
en el Libro de las Cruzes. El 31 de marzo hubo inundaciones en
Santa Cruz de Tenerife (224 l/m2 en 24 horas). A partir de
ese día las inundaciones se sucedieron en Jávea y
Denia, y las lluvias fueron fuertes en Andalucía, Baleares,
Valencia, Alicante y Murcia, estando presentes en el resto del
territorio español. Y continuaron, con nevadas importantes
también en la mitad Norte, justo hasta el 13 de abril, cuando
Marte entró en Géminis rompiendo la situación de
cerradas. El 12, en Darnius (Gerona), llevaban acumulados durante
este episodio 358 l/m2, lo que da idea de la situación vivida
con las cerradas.

7 septiembre 2006 18:43 GMT Tortosa
Este mismo día 7 ya hubo tormentas en los Pirineos y alta
montaña del interior peninsular; el 8 la zona tormentosa se
amplió, y en plena romería de la Virgen cayeron sobre
Utile (Valencia) 56 l/m2. El 9 las tormentas afectaron al
entro, tercio Norte, sector Este y Pirineos; en La Aldea de la
Concepción (Córdoba) recogieron 60 l/m2 en
45 minutos. El 10 hubo tormentas con fuerte aparato eléctrico,
pero las precipitaciones fueron escasas. El 11, con aire frío
en altura sobre la mita oriental ibérica, se extendió
la inestabilidad a ese sector, mientras, por el contrario, se
estabilizaba la mitad occidental. En Viver (Teruel) recogieron 140
l/m2, con granizo. Lo más grave y extendido se
produjo el 12 de septiembre, día en que el Sol llegaba a la
cuadratura con el Punto Primordial (conjunción precedente
Marte-Saturno en Leo). Cayeron trombas de agua en Andalucía
oriental, y parecido ocurrió por toda la mitad Este ibérica.
Menudearon las granizadas y las inundaciones (quien esto escribe tuvo
que levantarse de madrugada a desalojar la cochera, los vehículos
y todo lo allí almacenado). La situación de cerradas terminó el día 22 (ingreso del Sol en Libra y ruptura
de la condición). Recogimos en nuestro observatorio 258 l/m2 a lo largo de estos días. Ese día, el 22, llegaba a la
Península Ibérica el huracán Gordon, pero el 24
se cerró el episodio de lluvias fuertes.
Las “figuras abiertas” son aquellas en las que los 4
planetas soberanos se sitúan en signos alternos. Los signos
intercalados o vacíos se llaman “aperturas”. Esta
configuración es significadora de sequía, aunque algo
podría llover cuando la Luna entre en la última
“apertura”, porque hará las veces de “cierre”.
El juicio sobre estas figuras no permanece más que mientras
los planetas se hallan en dichas posiciones.
Todo lo anterior es cierto y se cumple en muchas ocasiones; sin
embargo, aquellas veces en las que erramos la predicción (que
no olvidemos, es a largo plazo, cosa que la actual meteorología
no puede hacer), suele ser debido a un cambio en la dirección
natural –para la estación correspondiente- de los
vientos, ya que unos traen aire del mar y por tanto, más
húmedo y otros de la tierra -más secos- o del norte
-más fríos- o del sur -más cálidos-
(dependiendo de la localización geográfica de la
comarca para la que predecimos).

Aquí tenemos a nuestro más serio caballo de batalla,
de modo que cuando una sicigia anuncie vientos:
Los aspectos fuertes entre Mercurio y Júpiter son
significadores de vientos.
Júpiter en cuadratura u oposición con el Sol produce,
muchas veces, vientos muy fuertes.
Habríamos de ser capaces de predecir la o las dirección/es
en la que soplará. Hay diversidad entre los autores acerca de
la correspondencia de los planetas con la orientación
geográfica, en el caso de los vientos, tiene fácil
explicación esta divergencia, porque cada autor le le aplica
al viento más beneficioso la influencia de Júpiter y al
más nocivo, la de Saturno, y es que, para los que vivimos en
Valencia el viento del oeste trae sequedad y malas cosechas, justo al
contrario de lo que les sucede a los gallegos o a los gaditanos. Los
griegos consideraban al céfiro (viento del oeste) como un
viento benéfico; el clima del país en el que trabasjó
cada uno de los astrólogos habrá influído en la
modificación de estos detalles que son de vital importancia.

Uno de los aforismos más curiosos de Zacuto
tiene que ver, precisamente, con los vientos, viene a añadir
una pincelada de precisión sideral muy del gusto de los
astrólogos que atienden a las estrellas: “Y las
estrellas [influyen] igualmente, de tal forma que, si en cualquiera
de los cuartos del mes lunar encontramos una estrella fija angular,
se acrecientan los vientos cuya dirección sea acorde a la
naturaleza de los planetas que estuvieron fuertes en los ángulos
en la Luna Nueva precedente.
En cualquier caso, aún sin atender a las
estrellas fijas o a la Morada Lunar sobre la que “aparece”
la Luna tras la sicigia, los aciertos son muy alentadores. Hay que
prestar mucha atención a las cualidades de los signos, ya que
en ellos suele haber una mitad más húmeda o más
seca que en la otra; que Leo –aún siendo de cualidad
caliente, más bien ardiente- tiene algo de húmedo (o de
provocar humedad); todo esto se encuentra
en el Libro de los juicios de las estrellas” de Ben Ezra.
Pronósticos meteorológicos para la península ibérica y la estación actual:
|